Socialpoint, empresa líder en el desarrollo de videojuegos para móvil, encargó a Tétris el complejo reto de transformar su oficina en un centro acogedor para sus empleados nativos digitales. El reto consistía en crear un entorno cautivador que fusionara juego y trabajo, permitiendo que la libertad y la creatividad fluyeran sin restricciones. Para ello era necesario comprender las diversas necesidades de un equipo altamente creativo. El espacio debía equilibrar los mundos real y virtual: un espacio abierto y natural para favorecer la concentración y zonas cerradas monocromáticas diseñadas para la colaboración. Además, el diseño de la oficina debía reflejar la vibrante esencia de Barcelona, la ciudad de origen de la empresa.
Nuestro enfoque se basó en la neuroarquitectura, centrándonos en principios de diseño biofílico que incorporan patrones fractales y materiales auténticos. Así se diseñó una oficina que reflejaba la interacción natural y virtual esencial para el espíritu de Socialpoint. El espacio abierto se imaginó como un paisaje urbano mediterráneo, con arquitectura blanca redondeada, arcos semicirculares y exuberante vegetación. Este diseño creó la ilusión de un espacio de juego abierto, utilizando elementos naturales para mejorar la concentración y la conexión con la realidad.
Por el contrario, las zonas de colaboración monocromáticas ofrecían un entorno flexible y virtual que difuminaba los límites espaciales. En estos espacios, el mobiliario adaptable facilitaba infinitas configuraciones, fomentando el trabajo en equipo y la creatividad. Cada zona se impregnó de colores corporativos adaptados para evocar emociones específicas: verde en los espacios abiertos para reducir la fatiga, amarillo en las salas de reuniones ágiles para potenciar la creatividad y rojo en las salas de concentración para agudizar la atención.
Los entornos de iluminación dinámica fueron diseñados para adaptarse a las necesidades de los usuarios, mientras que situaciones espaciales variadas, como acogedores cocoons y asientos en grada, fomentaban la exploración y la interacción. Los espacios comunitarios, como el ágora, la cafetería y el gimnasio, junto con servicios como una sala de fisioterapia, se colocaron estratégicamente para generar un sentimiento de comunidad.
Impregnamos todo el espacio de artesanía local catalana, con cerámica teñida a mano, elementos artesanales de ratán y gráficos personalizados que fusionaban imágenes de juegos con los emblemas arquitectónicos de Barcelona. Los motivos, que recuerdan a las baldosas hidráulicas de la ciudad, celebran el legado de Socialpoint. El resultado fue un espacio vibrante, lúdico y envolvente que transformó el trabajo en una experiencia similar a un juego, impulsando la creatividad y haciendo que los Socialpointers se sintieran conectados a un propósito mayor.