La productora de contenido audiovisual independiente que cuenta con éxitos como ‘La Llamada’, ‘Paquita Salas’ o ‘Veneno’ buscaba un nuevo espacio capaz de reflejar tanto el crecimiento de la compañía como los valores que definen su trabajo, materializados en un lugar único en el que dar oportunidad a nuevos talentos para contar sus historias.
Inspirados en la calidad, autenticidad y el compromiso con la diversidad de los futuros inquilinos, nuestro equipo se embarcó en un hermoso viaje para diseñar y construir ese nuevo templo creativo desde el que desarrollar sus próximos proyectos.
Motivados por la explosiva imaginación de sus líderes, se decidió tomar el funcionamiento del cerebro humano como concepto de diseño que unificara todo el espacio.
Proyectados en la entrada hacia la zona de Management, la cartelería oficial de sus producciones nos envuelve en un espacio único que hace las veces de recepción. En sus paredes se descubre también la excelsa nómina de premios cosechados a lo largo de su trayectoria hasta la fecha, como impresos en el delgado tejido de una retina capaz de enviar al resto de rincones señales eléctricas con la magia de lo que allí se crea.
El hipotálamo y el tálamo, representados respectivamente a través de una piscina y un bosque, se trataron como espacios naturales en los que sumergirse y encontrar el necesario equilibrio homeostático entre la matemática de las finanzas y el torrente sensible que desborda el espacio reservado para los líderes creativos, identificado con ese sistema límbico involucrado en la hermosa tarea de estructurar y dar voz a las emociones.
El pasillo, esa suerte de hipocampo donde se encuentran suspendidos los recuerdos en forma de fragmentos de guiones de antiguas series, vertebra las salas destinadas a la escritura y colaboración con agentes externos, inspiradas a su vez en las protagonistas que han marcado el camino de Suma Content, como Paquita Salas, Veneno o Cardo.
Por último, la cafetería nos redirige hacia la memoria de su primera producción, la Llamada, traduciendo los grafitis originales del comedor del ya famoso campamento “La Brújula”.